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lunes, 17 de febrero de 2025

"THE BRUTALIST" Cine 2024, vista el 9 febrero 2025

 


Te sientas en la butaca de la sala sabiendo que te esperan 215 minutos -cerca de cuatro horas- para ver, más que una película, una miniserie…ahora parece que es la moda; ya lo viví con “La semilla de la higuera sagrada”, y confieso que ver series en casa es una cosa…pero en sala...

Y bien, el guion nos muestra unas secuencias iniciales con cambios bruscos de una a otra que aturden y que te obligan a especular acerca de qué está pasando, a quién le está pasando, dónde, por qué… Aunque el cromatismo ocre y la fuerza de las sombras en los fotogramas te sugieren hechos intensos y circunstancias penosas. Una transición y, de pronto, la Estatua de la Libertad boca abajo y ladeada te da la pista, en lenguaje simbolista-expresionista, de lo que va a ocurrir y de cómo va a ocurrir. Empiezas a entender que estás en “la tierra de la libertad”, EEUU. Y la contradicción en términos en esa primera secuencia, durísima, cuando tocan tierra, donde libertad y esclavitud parecen no ser excluyentes…y que, entre líneas, es lo que se puede leer a lo largo de toda la peli: cómo la libertad para unos puede ser la esclavitud para otros. O cuán duro es el camino para lograrla. O qué importante, y a veces difícil, ejercer el libre albedrío en congruencia con la moral personal. Para mí de eso va la película. 


Empiezas a identificar al personaje, un judío búlgaro. Y agradeces que no se recurra al flashback para averiguar sus circunstancias porque el espectador ya conoce a través del cine, documentales, literatura, el “holocausto”, las atrocidades cometidas en Europa contra ciertas etnias y grupos minoritarios en el entorno de la segunda Guerra Mundial. 

El guion, en esa primera parte, y de manera magistral, nos muestra a un arquitecto en su lucha por abrirse camino en la nueva sociedad. Y cómo el azar, aleatorio, impredecible, juega aparentemente a su favor, primero topándose con un rico heredero que le hace un encargo aparentemente fallido pero que, paradójicamente, despierta la admiración de otros personajes del mundo de la arquitectura Brutalista - “uso de materiales crudos, especialmente el hormigón sin pulir, y una estética robusta y funcional”- que le abren el camino del éxito. Un éxito por el que tiene que batallar día a día, en competencia con otros arquitectos, y recurriendo a soluciones que le ocasionarán un duro coste.

Y estamos en una América que prospera, que da trabajo a los inmigrantes, que se empieza a sumergir en el consumismo, que vive la frivolidad y la alegría tras la guerra…la vida como una fiesta. Todo ello lo representa muy bien el ambiente que recrea la peli.

Tras esta primera parte descanso, salgo a la calle a fumar un cigarrito y hablo con otras espectadoras; todas estamos entusiasmadas con lo que hemos visto y coincidimos en que se nos ha pasado el tiempo en un plis-plás.

Pero llega la segunda parte y…ya no es lo mismo. Pierde intensidad y credibilidad, el ritmo narrativo se ralentiza y los nuevos conflictos son incongruentes, no encajan con lo descrito en la primera parte y no acabas de entender por qué el cambio de actitud del protagonista. La competencia en el mundo de la arquitectura y las expectativas de sus mentores y clientes lo empujan a comprometer sus valores morales, incluso los físicos… Toda su vida gira en torno a la construcción de un mega-monumento que le encarga un rico narcisista. Eso es la segunda parte con la salvedad de la aparición de su esposa, llegada de Europa. Un personaje deslumbrante. Aprecias y agradeces su entereza, su inteligencia emocional, su resolución. Ella es periodista. Su personalidad es lo único que da significado a esta segunda parte.

Y, por contextualizarlo con la realidad de hoy, tampoco pasa desapercibida la mención, en la película, de la creación del Estado de Israel en 1948… No he podido evitar pensar en la Franja de Gaza y cuanto está ocurriendo desde octubre de 2023 con la pérdida de 48.200 vidas, y la controvertida solución de D. Trump de convertirla en “la Riviera del Medio Oriente” expulsando-reubicando a sus habitantes, 2’3 millones, en Egipto, Jordania y otros países en una clara violación del derecho internacional… En fin, aprendemos poco de la historia…

Técnicamente la película es una joya en ambientación, fotografía, vestuario, maquillaje, iluminación, banda sonora…

Tal vez en la segunda parte el guion, o el montaje, resulte incoherente y revisable.

Muy buena la Dirección con la salvedad de esa segunda parte que afecta a todos los factores.

Y a destacar la genial INTERPRETACIÓN del protagonista y en general de todo el elenco.

En fin, hay que verla, aunque tengas la opción, en la segunda parte, de huir en algún momento.

TÍTULO ORIGINAL: “The brutalist”

REPARTO:

Adrien Brody como László Tóth

Felicity Jones como Erzsébet Tóth

Guy Pearce como Harrison Lee Van Buren

Joe Alwyn como Harry Lee Van Buren

Stacy Martin como Maggie Van Buren

Alessandro Nivola como Atila

Isaach De Bankolé como Gordon

Raffey Cassidy como Zsófia

Emma Laird como Audrey

Jonathan Hyde

Peter Polycarpou

Jaymes Butler

DIRECCIÓN: Brady Corbet

GUION: Brady Corbet, Mona Fastvold      

FOTOGRAFÍA: Lol Crawley

MONTAJE: Dávid Jancsó

BANDA SONORA: Daniel Blumberg

PAÍS: EEUU

AÑO: 2024/ DURACIÓN: 215 minutos

GÉNERO: Docudrama

 

 

-MAY IBÁÑEZ- Alicante febrero 2025

"THE BRUTALIST" Cine 2024, vista el 9 febrero 2025

  Te sientas en la butaca de la sala...