Una mujer se pone en camino –a todos los caminos- con su caparazón a cuestas, una camioneta reconvertida en caravana, y todas sus pertenencias y toda su historia en ella.
“…no tienes dónde
vivir” le dicen a la protagonista, y responde “…sí tengo dónde vivir, pero no
tengo casa ¿verdad que no es lo mismo…?”. Inmediatamente pienso en el “vecino”
del monte Benacantil al que veo junto a su “tienda” cada vez que desde casa
miro al monte…Un ejemplo de diversidad, la vida se puede vivir de maneras
diferentes a las ortodoxas, lo que cueste a cambio es otra cosa…
Y nos podemos plantear si es la sociedad, con sus zonas oscuras,
la que expulsa a los ciudadanos de la supuesta confortabilidad en la que están
instalados en ciudades y pueblos, o es el propio individuo el que deserta de
ella porque transita por laberintos mentales que lo desorientan y lo llevan a
la deriva… ¿o no es una deriva…?, ¿O es una forma de luchar contra la soledad
en la soledad?, ¿O es el deseo insaciable de redescubrirnos en otras formas de
vivir?
A los personajes que componen el colectivo de “autocaravaneros” los dibuja el guion como personas a las que expulsa el sistema por penuria económica o porque han vivido pérdidas y su dolor los ha empujado al deambuleo, al nomadismo, como medio para sublimar-volatilizar ese estrés y liberar endorfinas. Tal vez por eso todos y cada uno de ellos, personas ya en la madurez y heridas, parecen tener un horizonte, algo por lo que seguir vivos.
Y sorprende la amabilidad de cuantas personas aparecen,
aquellas que viven fuera de la ortodoxia y las que en ella. Qué bien si fuera
así en realidad y en todas partes.
California, Nevada, Nebraska, de territorio en territorio
con sus infinitas llanuras amarillas-ocres en contraste con el blanco de las
nieves de Las Rocosas. El paisaje como un personaje más…o como parte de caminos
para el espectador en su propio viaje reflexivo-empático sintiendo cuanto
siente la protagonista y coprotagonistas.
Banda sonora: sonido ambiente, bandas de canciones oportunistas según el contexto, a
destacar la “country” para bailar. Recuerdo, cuando viajé por esa zona, cómo en cualquier bar se montaban coreografías espontáneas de gente bailando moviéndose en filas siguiendo el ritmo y lanzando gritos. En la peli hay alguna escena que lo incorpora. Por otra parte, el sustrato sonoro lo componen unas notas tecleadas al piano en sentido ascendente y descendente como perezosas, que entran demorándose, con fondo de cuerda que aporta apoyo a la intención de reflexión dramática. Muy buena.
A destacar la calidad fotográfica captando toda la belleza y la austeridad de los territorios
por donde discurre el viaje, sólo por eso ya merece la pena ver la película.
Leo que la protagonista está nominada al OSCAR a mejor
actriz. Frances McDormand es una excelente actriz y en esta película borda al
personaje porque explota todos los matices en la longitud de onda de su rol;
aunque nos pueda parecer monogestual, o tal vez por eso, el espectador nota
cómo pequeños cambios expresivos delatan tonos emocionales diferentes dentro de
esa escala.
Un final para especular: ¿Expiación o sublimación? ¿crítica socio-económica o necesidad de experimentar otras formas de vida? ¿Lucha contra la soledad o inmersión placentera en ella?
En fin, una película no al uso que satisface la curiosidad
por la exploración de escenarios personales nuevos dentro de lo que supone la
aventura de la vida.
A mí me ha gustado mucho.
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Título original: Nomadland |
REPARTO: Frances McDormand, David Strathairn, Linda May, Charlene Swankie, Bob Wells, Gay DeForest, Patricia Grier |
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Dirección:
Chloé Zhao |
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Guion: Chloé Zhao (Libro: Jessica
Bruder) |
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Música: Ludovico Einaudi |
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Fotografía: Joshua James Richards |
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País: Estados Unidos Estados Unidos |
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Año: 2020 // Duración 108 min. |
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Premios Oscar 2020: 6 nominaciones
incluyendo mejor película del año, mejor directora, mejor guión adaptado,
mejor montaje y fotografía, además de mejor actriz principal para Frances
McDormand |
-MAY IBÁÑEZ-
Alicante
marzo 2021
