Mi ventana mira al Mediterráneo con sus tintes rojizos de atardecer, con sus gaviotas en ordenada anarquía revoloteando frente a mí, casi rozándome con sus alas y, anexo, el monte Benacantil vivo de pinos… Sí, estoy frente a la VIDA, y me llega como un regalo y como una paradoja si considero las 211 muertes anunciadas hoy como resultado de la DANA que ha sufrido la Comunidad Valenciana, y como paradoja también porque estoy intentando analizar la película “La habitación de al lado” que habla de la eutanasia… Si estamos vivas cada paso es un frágil equilibrio entre dos realidades: la vida y la muerte…y a veces la muerte es la mejor celebración de la vida.
El comienzo
de la película, con esos primerísimos planos de las protagonistas -sus rostros
ocupando toda la pantalla- lo sentí como un intento de colonizar mi mente, casi
como una provocación.
Pero la
película avanza, y ahí está Almodóvar con su genialidad, y su sentido de la
estética, y su sentido de la ética, y maniatado a sus propios demonios -las
enfermedades, la muerte- que ya apuntaban en su película “Dolor y gloria”- y
que reanuda en “La habitación de al lado”. Se diría que Almodóvar siente que el
mundo, su mundo, se desmorona, se disuelve. Está en esas reflexiones frontera
que lo sitúan como transeúnte del final de un camino…él parece colocarse ahí.
Su sentido de la ética: Almodóvar se
atreve a plantear, como de pasada, el tema de las “malas madres”. Una de las protagonistas, Martha, siente que lo ha
sido porque ha optado por ser mujer-profesional-triunfadora- amiga-amante…y
madre, pero a costa de apilar mala conciencia, de sentirse culpable. Y la
pregunta es ¿puede una mujer compatibilizar ser madre y a la vez desarrollar
los roles descritos? ¿del hombre se cuestiona tal situación?... Almodóvar, como
siempre, abriendo caminos a la mujer, cuestionando los tópicos que la
constriñen.
La película lanza el conflicto apenas empezar: Martha-Tilda Swinton sufre una enfermedad
irresoluble y decide acabar con su vida. Y eso, que podría conducirse por el camino del melodrama, Almodóvar lo transita con elegancia, a pasos cortos, graduando la emotividad para no ahogar al espectador y permitirle reflexionar acerca del derecho, o no, a una muerte digna, el derecho a la EUTANASIA.Y sí, morir,
pero ¿morir sola?... Y ahí entra Ingrid-Julianne Moore planteando el segundo
conflicto. Ambas fueron compañeras de trabajo en una revista, aunque después la
vida las separa; Ingrid es escritora y Martha reportera de guerra. ¿Aceptará
Ingrid acompañarla en ese trance?... Eso nos sitúa frente al valor de la
amistad porque Ingrid sí decide acompañarla, no en la habitación de al lado,
pero sí en la de abajo. Esa parte del guion me ha parecido ingeniosa a la vez
que dramática.
Las
subtramas se presentan en modo flashback y aportan poco al tema central, aunque
nos permite conocer que ambas compartieron amante, y el motivo del conflicto
entre madre e hija.
El final te
deja bien y alude a la película “dublineses”, que se nombra insistentemente,
basada en el cuento “Los muertos” de James Joyce y en el concepto de EPIFANÍA:
“momento de repentina comprensión o revelación en el que todo cuadra, todo
tiene un sentido y una lógica.” Si la veis entenderéis por qué lo digo.
La banda
sonora, como siempre, exquisita en manos de Alberto Iglesias.
La
interpretación: Las dos actrices actúan tan magistralmente que el guion parece
haberse escrito pensando en ellas.
Y termino
como empecé: …y a veces la muerte es la
mejor celebración de la vida.
Magnífica película que hay que ver sí o sí.
TÍTULO: “La habitación de al lado” |
REPARTO: Tilda Swinton/
Julianne Moore/ John Turturro/ Alessandro Nivola/ Juan Diego Botto/ Raúl Arévalo/
Victoria Luengo/ Alex Hogh/ Esther McGregor/ Melina Matthews… |
DIRECCIÓN: Pedro Almodóvar |
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GUION: Pedro Almodóvar |
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MÚSICA: Alberto Iglesias |
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FOTOGRAFÍA: Eduard Grau |
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GÉNERO: Drama |
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PREMIOS: León de Oro en Venecia 2024 |
Alicante
06/11/2024