Clint
Eastwood nos propone un análisis de la sociedad –de EEUU pero tal vez de
cualquier otra- poniéndonos frente a un puzzle del que resalta algunas piezas
aprovechando un hecho histórico, las Olimpiadas de 1996 en Atlanta. Y nos sitúa
frente a:· Un hombre prototipo de antihéroe.
· La Institución FBI
· Los medios de comunicación
Para mí lo
más relevante de la película es la personalidad del protagonista porque en lo
que respecta a los otros aspectos, el FBI, los medios de comunicación, los
actos terroristas, no sorprende cómo nos lo presentan, a saber:
Cuando se
produce un acto delictivo, y se necesita un culpable, no es nuevo que se tire de
cualquier incauto para salvar el honor del “cuerpo” que investiga y demostrar su
efectividad.
Los medios
de comunicación y su afán por generar primeros titulares pueden decirnos una
cosa y su contraria sin contrastar información, sin importarles cómo queda la
dignidad del sujeto con el que juegan.
Pero nuestro
protagonista sí presenta unos rasgos particulares muy
bien dibujados en el
guion y que hacen entender su parálisis frente a ese mundo que primero lo
aclama como héroe y después lo denigra como culpable: Su personalidad arranca
de una situación –desde su infancia- de acoso escolar, acoso profesional y
acoso social. Es el “gordo”, el “zampabollos”… Y él, que no sabe defenderse a sí mismo, sueña con proteger al mundo
entero… y se prepara para ello como policía; esa paradoja nos lo presenta como un guardián solitario sin el apoyo de
la sociedad…lo que da un toque romántico al personaje aunque su perfil esté tan
lejos del prototipo y fuerza a verlo de manera subliminal.
Enerva –en
el sillón del patio de butacas lo sufres- cómo no responde con más energía, o
incluso agresividad, ante las agresiones de los demás. Claro que él da una
buena razón: “…yo no soy como tu…no
puedo actuar como tú, soy como soy”…
La
interpretación de Paul Walter Hauser como protagonista es más que destacable.
El cuadro
que nos presenta es, cinematográficamente, bueno en luz, en planos, en guion,
en el perfil de los personajes… vamos, lo que suele ser habitual en Eastwood.
La
progresión en el desarrollo de los hechos avanza profundizando en la
personalidad del protagonista de manera indirecta a través de
cómo lo tratan
los demás. A destacar la interrelación madre/hijo y el sentimiento de abrigo
que le aporta el hogar, lejos de quienes le hieren y donde fabrica sus
fantasías de ángel guardián.
La
interpretación de Kathy Bates en el rol de la madre es magistral porque no
entra en el melodrama a pesar de la dureza de la situación.
Tal vez la
película se hace un tanto larga pero la denuncia que hace ante el espectador de
los aspectos citados bien merece verla y que adquiramos conciencia, entre otras
cosas, de lo que ahora se llama “fake news”, noticias falsas, y nos prevengamos
frente a ellas.
Título original: Richard Jewell
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REPARTO:
Paul
Walter Hauser,
Sam
Rockwell,
Kathy
Bates,
Jon Hamm, Olivia Wilde, Wayne Duvall,
Dexter Tillis, Desmond Phillips, Nina Arianda, Ian Gomez, Randy Havens, Mike
Pniewski, Niko Nicotera, Dylan Kussman, Beth Keener, Billy Slaughter, David
Shae, Shiquita James, Deja Dee, Kendrick Cross, Jill-Michele Melean, Mitchell
Hoog, David Lengel, Marc Farley, Victoria Paige Watkins, Charles Green, Shawn
Weston Thacker
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Dirección:
Clint Eastwood
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Guion: Billy Ray (Artículo: Marie
Brenner)
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Música: Arturo Sandoval
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Fotografía: Yves Bélanger
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Año: 2019 //Duración: 131 min.
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Género: Drama. Basado en hechos reales.
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País: Estados Unidos Estados Unidos
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-MAY IBÁÑEZ-
Enero 2020
un gusto leerte.
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