“Sí, fulanita es muy
buena…” Cuando se dice esto de alguien tal vez ya no se la adjetive con nada
más, lo que viene a significar, “…de tan buena es tonta…”
Pues de eso va la peli, de una mujer buena que, de pronto, reivindica el derecho a ser menos buena pero feliz para sorpresa de cuantos la rodean, incluso para sorpresa de sí misma.
Icíar
Bollaín tiene la virtud de echar una mirada a su alrededor y captar heridas
sangrantes por las que se escapan vidas, y va y se monta una historia para que
los demás lo veamos también como diagnóstico que posibilite la curación.
Eso aunque al espectador le cueste pasar por momentos duros, angustiosos diría yo, porque arañar en la herida siempre duele. Y lo hace de manera magistral, pero después llega la cauterización, la quema de los tejidos orgánicos afectados, y la sanación. Su cine es eso.
La primera parte la he vivido como una tragedia, queriendo espolear a la protagonista para que saliera de ese empantanamiento en el que se hallaba y que me hería por cuanto la hería a ella… Son secuencias duras, durísimas… Pero ¡qué bien narrado y con qué simplicidad!
Nos enfrentamos a personajes reconocibles: familiares, compañeros de trabajo, vecinos, amigos, ese microcosmos en el que nos movemos habitualmente; y el guion transita por ellos como hacemos todos, casi imperceptiblemente, están ahí, estamos ahí sin más. Claro, que después vienen las actitudes, eso de cómo se afrontan las diferentes situaciones…y aparece el egoísmo, la manipulación, la falta de empatía, los intereses espurios… Y sí, hay
personas que, frente a eso, no saben protegerse, avanzan sin coraza, a corazón abierto, como Rosa, la protagonista, desangrándose a cada paso y haciendo de su vida un Maratón para el que no están entrenadas. Pues ella, en un momento determinado de lucidez abandona la carrera. ¡Qué buen símbolo ha creado Icíar con esa entrada de la peli como condensación de cuanto quiere transmitir…!
Me han parecido espléndidas las localizaciones: la casa, el almacén-taller de vestuario escénico, la tienda de la madre…con esos tonos ocres rojizos que aportan proximidad y calidez. Y las zonas abiertas de playas, terrazas, calita…tan Mediterráneo y tan nuestro.
La interpretación muy buena; Candela Peña se deja la piel en el papel de Rosa y lo hace creíble. Paula Usero en el papel de la hija con registros que pasan de la ira a la compasión, ha estado espléndida, y Nathalie Poza en el papel de hermana, alegre pero cáustica, egoísta, sorprende con su naturalidad. Y, en fin, ellos han estado impecables también y han dado el tono adecuado para pulir la peli.
La segunda parte podría parecer que está en las antípodas de la primera porque discurre con técnicas digamos que Berlanguianas, con situaciones caóticas, saineteras y esperpénticas en tono coral incluyendo tracas, bandas de música, salas de Ayuntamiento…pero no es sino la sublimación con que se representa la entrada en ese otro talante que busca la protagonista y que, además, permite al espectador respirar tras tanta tensión anterior.
La banda sonora me ha gustado mucho incluyendo la canción de Rozalén “Que no, que no” que ilustra parte de la película… ¿Qué fue primero, la canción o el guion…? La letra de la
canción de Rozalén encaja milimétricamente en su esencia, ES la película.
En
fin, buen cine español y película que hay que ver sí o sí… y, queridos lectores,
no olvidemos eso de “la caridad empieza por uno mismo”, y quiérete mucho, y
querámonos mucho, y quiérome mucho…
Título original: La boda de Rosa |
REPARTO: Candela
Peña, Sergi López, Nathalie Poza, Paula Usero, Ramón Barea, Xavo Giménez, María Maroto, Eric Francés, Lucín Poveda, María José Hipólito |
Dirección:
Icíar Bollaín |
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Guion: Icíar Bollaín, Alicia Luna |
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Música: Vanessa Garde |
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Fotografía: Sergi Gallardo, Beatriz
Sastre |
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País: España España |
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Año: 2020/ Duración: 100 min. |
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Premios: 2020: Festival de Málaga Premio Especial del Jurado y Mejor actriz sec. (Poza) |
-MAY IBÁÑEZ-
Alicante,
septiembre 2020