De 1926 a 1976 ó 50 años de una vida… Claro, eso da para mucho, y en cine hay que plantear muy
bien el
guion si se pretende atrapar la curiosidad y el interés del espectador. Me temo
que no se ha conseguido.
No desvelo nada si
adelanto que se trata de un drama amoroso entre dos mujeres, porque eso ya se
ve en el tráiler.
Se mezclan los tiempos en
un juego de idas y vueltas y revueltas: de 1976 a los primeros años cuarenta en
plena segunda guerra mundial, a 1926 en el arranque de esa relación amorosa, y
saltando de una a otra. El vestuario nos ubica en cada uno de ellos y eso sí se
ha resuelto bien.
La caracterización de los
personajes se solventa, en última instancia, cambiando a la actriz que
representa a la protagonista en su madurez.
Y la historia… He aquí a
una mujer enérgica en abierta confrontación con sus conciudadanos a los que
ignora o incluso parece despreciar. Vive en una casa alejada frente a un
acantilado inmersa en su tesis doctoral, una investigación que cuestiona el
sentido de los mitos. Y esta primera parte sí tiene entidad y credibilidad
porque muestra a una mujer que sabe lo que quiere y se pone al mundo por
montera.
Pero la historia empieza a hacer aguas cuando su relación con el niño, al que le han asignado para que lo tutele mientras dure la guerra, la va ablandando y cambiando el perfil. Es otra mujer. La peli se desploma y empieza a hacerse poco creíble porque deviene en melodrama y, además, deja en un mero
pespunte la verdadera causa por la que la protagonista está en contra del mundo: el fracaso de su relación amorosa y el por qué. Así, por los años en que discurre el relato no he podido evitar asociarlo con lecturas que transitan esa época y que leí allá por los finales de los setenta y principios de los ochenta, “Los diarios de Anaïs Nin”, los “Trópicos…” de Henry Miller, que presentan a personas intelectualmente potentes –como esperabas que fuera la protagonista de la peli- que viven al límite explorando su yo y su relación con el otro-la otra, las cosas, los sentimientos… Así, el personaje se me ha quedado corto, romo, mediocre.
Y, bueno, el giro
arbitrario de la historia, con ese final que no voy a desvelar, ha sido la
puntilla final.
La interpretación, por el contrario, me ha gustado mucho: ”…qué buen vasallo se hubiere gran señor” …o qué gran interpretación si hubiere buen guion.
Ahora bien, reconozco que
he disfrutado con las localizaciones: en el Condado de Kent, los acantilados
blancos de Dover. Eso merece la pena.
Y muy buena la
ambientación de época como suele hacer el cine británico.
En fin, no me atrevería a
recomendarla. Cada cual que determine qué hacer. Yo ya he dicho lo que me ha
parecido.
Título
original: Summerland |
REPARTO: Gemma Arterton, Gugu
Mbatha-Raw, Penelope
Wilton, Tom
Courtenay, Bernardo
Santos, Dixie Egerickx, Sally Scott, Lucas Bond, Joshua Riley, Dominic
McGreevy, David Ajao, Amanda Lawrence, Karl Farrer, Ty Hurley, Sian Phillips,
Toby Osmond, Nina Beagley, Amanda Root, Jessica Gunning, David Horovitch |
Dirección: Jessica
Swale |
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Guion:
Jessica Swale |
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Música:
Volker Bertelmann |
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Fotografía:
Laurie Rose |
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País:
Reino Unido Reino Unido |
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Año:
2020 // Duración: 99 min. |
-MAY IBÁÑEZ-
Alicante
septiembre 2020
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