Parte de un guion sencillo, como de
adolescentes, y crea una historia que profundiza en uno de los problemas
modernos más extendidos y silenciados: la soledad en la multitud. Y también en
la íntima necesidad de vencerla.
Estamos en la actual India. La vemos
a través de los medios de transporte, de sus calles, de los lugares de trabajo,
del interior de sus casas, a través de sus ventanas…como un trabajo de análisis
etnográfico que dibuja una franja de su sociedad a partir de sus
comportamientos, acciones y estilo de vida. Eso permite ver una sociedad
distinta a la nuestra, llena de color, abigarrada, con unas costumbres que
sorprenden.
Y lo hace como pasando de puntillas sobre todo ello, sin arrogancias. Lo muestra sin más a modo de documento audiovisual de una realidad.
Pero tras eso emerge una historia
íntima, pequeñita, que va adquiriendo cuerpo y volumen de gigante, que te capta
y te absorbe: dos personajes, una mujer joven y un hombre próximo a la
jubilación. Ella se siente ninguneada por su marido, él viudo. Ambos frustrados
y silenciándose a sí mismos su propia realidad.
Y he aquí que un error, el azar, propicia
la comunicación entre ambos. Y algo tan nimio como unos mensajes manuscritos que
se van intercambiando diariamente llenan de luz, de aromas, de sonido, de
horizonte la vida de cada uno de ellos. Y es bello cómo la película muestra esa
transformación. De pronto la vida adquiere sentido, y profundidad, y esencia
para unos personajes apagados. La importancia de ser escuchados, de sentir que
se es único para alguien…
El trabajo interpretativo es
excelente: Nimrat Kaur en el papel de la mujer, e Irrfan Khan (por cierto,
fallecido en abril de 2020 con 53 años) en el papel del viudo.
A resaltar el personaje “fantasma” de
la tía y la forma de comunicarse. Sin aparecer en escena acaba resultando
imprescindible para redondear la historia. Y el personaje que encarna al
compañero de trabajo joven del viudo, aporta humor y vitalidad a la trama.
Un final abierto para que sea el
espectador quien determine cómo será… Aunque, sea cual fuere, ellos sí han
cambiado y sí se han visto a sí mismos y descubierto que la vida está ahí. Ése
es un final feliz se mire como se mire.
El ritmo es mágico a pesar de las secuencias repetitivas porque así el espectador forma parte de esas idas y venidas de la correspondencia epistolar entre ambos. Eso es también un acierto.
Veo que el título que han puesto a la
película en algún país sudamericano es “Amor a la
carta” que encaja
perfectamente con la trama.
En fin, como dijo un amigo, cuando
acaba tienes ganas de más…
La vi en un canal de TV y aunque no
suelo hacer reseñas más que de las películas que veo en salas no me he podido
resistir y aquí va.
Hay que verla SÍ o SÍ. Magnífica y más
en estos tiempos de PANDEMIA. Te da oxígeno.
Título original: Dabba (The Lunchbox) |
REPARTO: Nimrat
Kaur, Irrfan
Khan, Nawazuddin Siddique, Denzil Smith,
Bharati Achrekar, Nakul Vaid, Yashvi Puneet Nagar, Lillete Dubey |
Dirección:
Ritesh Batra |
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Guion: Ritesh Batra |
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Música: Max Richter |
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Fotografía: Michael Simmonds |
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Duración:104 min // Año: 2013 |
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País: India |
-MAY IBÁÑEZ-
Alicante febrero 2021
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