Me preguntan qué tal la peli y contesto así a bote pronto:
una perita en dulce.
Y sí, algo bueno.
El sonido ambiente al desnudo. Nada de banda sonora, salvo
al final, y ni falta que le hace porque acabas entendiendo lo penetrante que puede resultar el silencio.
Bueno pues, estamos frente a un continuum espacial, actoral,
temático, y sin embargo no nos levantamos de la butaca.
Un policía ejerciendo de operador en un departamento del
teléfono de llamadas de socorro del 112. Él con sus auriculares, su ordenador y
el palo que soporta la luz de alerta de llamadas. Eso toda la película.
El espacio una oficina en formato peceras donde están las
diferentes personas con sus diferentes funciones. Eso toda la película.
Y ahí seguimos. ¿Por qué?
Porque te enrabias con los rigores de los protocolos que a
veces piensas que retardan la solución; porque estás viviendo una permanente
bilocación ya que estás en la pecera con el policía y a la vez en la autopista,
o dentro del coche, o en la casa, o en la calle…y estar significa estar porque
lo vives de verdad, porque lo estás viendo y sintiendo.
Y porque el drama que se intenta resolver es algo creíble en la sociedad que vivimos, y
quieres que salga finalmente bien, y estás buscando qué solución aportarías
personalmente, y la cabeza no para de buscar cómo y qué harías…
Y yo diría que esa es la principal virtud de la película,
ser coprotagonista del drama y de la solución.
Y hablando de víctimas y culpables se hace necesario un
estricto revisionismo para no caer en tópicos culturales o sociales que
distorsionen el diagnóstico ya que ello implicaría una mala terapia, y a ello
estamos puestos todos los espectadores, deconstruyendo cada secuencia a medida
que el guion se va complicando con nuevos conflictos (“la
estrategia de deconstrucción se basa en un análisis de las estructuras que
componen el discurso. Más allá de la filosofía, la noción suele utilizarse en
el lenguaje llano para mencionar la búsqueda de las falsedades o las falacias
que oculta un discurso.”)
Así que a fuerza de otear ese horizonte hasta puedes ser
capaz de adelantarte a lo que finalmente es la verdad… ¿o no es la verdad…?
Pues ahí lo dejo.
Esta es una película que hay que ver porque ha sido un
atrevimiento; apostar por lo difícil es un riesgo al que se han lanzado
productor, dirección, actores… Ha salido bien.
Título original: Den skyldige
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REPARTO:
Jakob Cedergren,
Jessica Dinnage,
Omar Shargawi,
Johan Olsen,
Jakob Ulrik Lohmann,
Katinka Evers-Jahnsen,
Jeanette Lindbæk,
Simon Bennebjerg,
Laura Bro,
Morten Suurballe
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Título internacional: The Guilty
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País: Dinamarca
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Dirección: Gustav Möller
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Guión: Gustav Möller,
Emil Nygaard Albertsen
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Año: 2018
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Música: Carl Coleman y
Caspar Hesselager
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Fotografía: Jasper Spanning
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Duración: 85 min.
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-MAY IBÁÑEZ-
Noviembre
2018
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