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lunes, 26 de marzo de 2018

"EL CARTÓGRAFO VARSOVIA 1:400.000" Teatro 2017


“EL CARTÓGRAFO. VARSOVIA 1:400.000”  Teatro 2017

Hablando de cartógrafos y mapas…yo diría que este experimento teatral  ha seguido una HOJA DE RUTA EQUIVOCADA.

Con todo mi respeto para cuantos sufrieron la barbarie del holocausto, y considerando las miles de películas, documentales, informes, que nos han ilustrado desde distintas versiones aquellos hechos, ¿qué ha podido motivar a Juan Mayorga a desarrollar este libreto sobre el mismo tema? ¿Y por qué ahora, en connivencia con los avisperos de Oriente Próximo, israelís y palestinos, Siria, las pateras del Mediterráneo, la angustia de tantos africanos, el  caos de muchos países árabes, el riesgo de desplome del llamado estado del bienestar, los recortes…?


El tema, SEGÚN LA SINOPSIS QUE ACOMPAÑA LA PUBLICIDAD DEL ESPECTÁCULO es: “En la Varsovia de nuestros días, Blanca oye la leyenda del cartógrafo del gueto. Según esa leyenda, un viejo cartógrafo se empeñó, mientras todo moría a su alrededor, en dibujar el mapa de aquel mundo en peligro; pero como sus piernas ya no lo sostenían, como él no podía buscar los datos que necesitaba, era una niña la que salía a buscarlos para él. Blanca tomará por verdad la leyenda y se lanzará a su vez, obsesivamente, a la búsqueda del viejo mapa y, sin saberlo, a la búsqueda de sí misma. El cartógrafo es una obra –un mapa- sobre esa búsqueda y sobre aquella leyenda.”

Personalmente el tema me ha parecido poco oportuno por lo descrito al inicio, y rocambolesco en el desarrollo de la historia.

En cuanto al montaje teatral  considero que ha supuesto un esfuerzo titánico e improductivo en el trabajo actoral. Los dos actores, Blanca Portillo y Luis García-Pérez encarnando a personajes tan diversos: 

·       Blanca Portillo es

Blanca/la niña/Déborah

·       Luis García-Pérez es Raúl/Samuel/Anciano/Marek/Magnar/Tarwid/

Molak/Dubowski/Darko.



Y es cierto que ves la entrega y el esfuerzo de ambos por sacar adelante perfiles tan diversos sin más recursos que su capacidad de expresión corporal, su ubicación en el escenario, su voz, su gesto, porque no hay cambios de vestuario ni de escenografía… los cambios de personajes se realizan sin solución de continuidad, sin transición de uno a otro. Tal vez un reto excesivo que acaba por hacer mella en el conjunto del espectáculo que pierde frescura, naturalidad, intensidad, y el espectador lo detecta. No implica emocionalmente, no conmociona.



La escenografía es sobria en exceso: un escenario vacío habitado sólo por una mesa, unas sillas arrumbadas y la fila de pantalla de focos por encima a modo de techo opresor…un tanto tenebroso todo…y barato.



El vestuario en rojo; ropa, bolsos, utilería, todo cuanto aparece como apoyo a la acción es rojo. El rojo es el color de las pasiones, las buenas y las malas: amor y odio, calor, ira, pasión… Y no cabe duda que la historia que desarrolla enlaza con todas ellas. Eso está logrado y tiene su originalidad.



Y bueno, toda vida tiene las coordenadas que van diseñando la línea de la felicidad o la desgracia, los encuentros o desencuentros, las pérdidas… La idea es potente, no cabe duda. Y un escenario donde se representan vidas e ideas tiene también sus propias coordenadas. El comienzo, trazándolas sobre el suelo del escenario, me pareció original aunque el mapa final desde el patio de butacas no me acabara de satisfacer.



Tampoco entendí el recurso tramposo, hacia finales del libreto, de introducir un elemento de emotividad gratuita -el suicidio de la hija- que vendría a justificar el empeño en la indagación de la madre. No aporta nada.



En fin, el libreto podría servir como bodegón a la pintura, un ejercicio de experimentación actoral, pasar de un personaje a otro como reto interpretativo…pero no para más.



Por último decir que estuve en Varsovia y vi uno de los pocos pedazos de
muro que quedan en la ciudad como recuerdo de lo que fue el gueto. La ciudad se reconstruyó casi en su totalidad tras la segunda guerra mundial porque resultó asolada.

Y sí, una visita a Polonia conlleva la presencia -material en unos casos Auschwitz-Birkenau, Treblinca…y sugerida, porque quedan mínimos restos de lo que fue, como el Gueto de Varsovia- de lo que supuso esa página abominable de la historia de la humanidad: el holocausto.



Texto y dirección: Juan Mayorga
Reparto:
Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar
Blanca Portillo
Música y diseño de sonido: Mariano García
José Luis García-Pérez



-MAY IBÁÑEZ-

Marzo 2018

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