
Su peculiar manera combinando expresión corporal, mimo, voz,
medios audiovisuales, coreografías…es potente, porque acaba
conformando una
unidad que sorprende y abduce al espectador. Y en tono jocoso, a modo de
bufonadas, como oír en la plaza del pueblo al juglar que canta los
acontecimientos de que es portador y tiene que desplegar todo el ingenio para
captar la atención de la gente. 
La banda sonora: músicas reconocibles y sonidos insólitos y
originales que intensifican el momento cómico o trágico.
Las escenas que más me sorprendieron, al comienzo de la
obra,
aquellas en las que Rusiñol, cerca del proscenio, pintaba algunos de sus
cuadros y aparecía en la pared del fondo, a modo de pantalla, cada pincelada
hasta completar el cuadro y después se descomponía hasta desaparecer. Creo que
este recurso ya lo utilizó Boadella en su obra “Daaalí”.
El tema: el “procés” de Cataluña. Nada más actual que esto…
marzo de 2019.

Es una embestida directa y sin concesiones a tales
movimientos por lo que supongo que, según la ideología del espectador, pueda
herir
o entusiasmar. Desde luego, el espectáculo no hace concesiones, va
directo a atacar las actitudes fanáticas y excluyentes representadas por los personajes
nacionalistas que se aterran cada vez que oyen la palabra “España”, a los que
ridiculiza de manera inmisericorde.
Me ha gustado mucho la puesta en escena, y me parece
oportuno el tema; si hay algo sobre lo que reflexionar en este momento y en
este país es el desgarro al que nos están sometiendo actitudes fanáticas, por
un lado, y actitudes intransigentes por otro. No está mal que nos pongan
delante un espejo en el que mirar esas realidades incómodas y polémicas para
reflexionar y posicionarnos, el teatro sirve para eso.
La sinopsis que
acompaña a la publicidad del espectáculo dice: “Un jardinero de parques y jardines debe dejar el trabajo por culpa del
reuma y le ubican en el Museo Rusiñol donde hará de Rusiñol presentando las
visitas teatralizadas. Pero al cabo de un tiempo, cuando él se ha enamorado del
pintor, deciden transformar el Museo Rusiñol en el Museo de la Identidad. A
partir de aquí se crea un conflicto entre los dos mundos, el de Rusiñol y el de
los que defienden la identidad…”
Compañía:
ELS JOGLARS
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REPARTO:
Ramón Fontseré
Pilar Sáenz
Dolors Tuneu
Xevi Vilá
Juan Pablo Mazorra
Rubén Romero
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Dirección:
Ramón Fontseré
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Dirección de escena: Alberto
Castrillo-Ferrer
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Espacio escénico: Anna Tusell
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Diseño iluminación: Bernat Jansá
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Proyecciones: Manuel Vicente
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Diseño vestuario: Pilar Sáenz Recoder
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Diseño espacio sonoro: David Angulo
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Dirección técnica: Pere Llach
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Atrezzo: Pere Llach
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Coreografía: Cia. Mar Gómez
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Asesor musical: Enrique Sánchez Ramos
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Realización vestuario: Eugeni Caireta y
Mª Ángeles Pladevall
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-MAY IBÁÑEZ-
Marzo 2019
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